No se imaginan lo bien que la pasamos en Margarita! estuvimos diez dias relajados frente al mar...
Yo había estado en la isla cuando apenas era una pequeña pelotica dentro del utero de mi mamá y fue allí justamente donde mis papás supieron que yo venía en camino... asi que, como ven, fue casi como un reencuentro con mis raices.
La primera visita fue al santuario de la Virgen del Valle...
Fuímos allí a darle gracias a la virgen por habernos acompañado, cuidado y protegido durante el embarazo y el parto...en el Valle comí empanadas y me dormí bajo los arboles de la plaza...
En Margarita sentí por primera vez las aguas tibias del Caribe y el sol, que se oculta lentamente por las tardes...
El agua no es muy fria, pero a veces, cuando uno tiene sólo dos meses de vida, da un poquito de miedo y hasta impresiona... admito que no puede dejar de subir los pies para no caer en el agua.
Pasabamos todo el día en la playa, a veces frente al mar y otras en la piscina... que rico es estar acompañado de mis papás y disfrutar de la vida sin nada que nos perturbe.
Por las tardes, sin ningún complejo y recordando a nuestra Berlín querida, hacia FKK... en Venezuela no saben mucho de eso... pero qué importa, igual me
desnudaba y dejaba que la brisa me arropara dulcemente.
De vez en cuando me vestía, como para que no dijeran nada! ...y era la envidia de todos en la isla con esas alpargatas que me hizo la abuela rosa... pa compai yo, o no?
Abrir los ojos, encontrarse en ese paraíso y tener todo allí cerquita para comer sin mucho esfuerzo es lo mejor que puede pasarle a uno en toda su vida!
Estamos seguros que pronto repetiremos esta aventura... mi papá, mi mamá y yo somos unos navegaos que adoramos esa isla!!
